Desde la Educación Comunitaria se intenta generar procesos socio-culturales que se conviertan finalmente en Políticas Públicas y trasciendan una eventual intervención digitada desde un escritorio, o con intereses distintos a la necesidad del contexto.
No se hace ‘para’, se hace ‘con’ y ‘desde’ la comunidad, no solo con ciencia (techné y profesionalismo), sino (también) con consciencia (sentidos sociales, políticos y culturales), volviendo participe activo a los sujetos en su realidad.
No confundir construcción comunitaria con asistencialismo.
La Educación Comunitaria no aliena, no ‘normaliza’, y no se basa en la acreditación ni certificación de saberes de un curriculum prescripto; se basa en la construcción de saberes compartidos, significativos para las prácticas sociales; la Educación en Derechos, la formación de referentes pares (en/de cada grupo: por ejemplos pueblos originarios/indígenas), y el trabajo como gestores culturales y proyectos socio-educativos.
Esto no implica menospreciar los conocimientos disciplinares (que son el camino pero no el fin) sino, la capacidad de adecuarlos a las prácticas idiosincráticas de la aldea/el barrio/el medio.
El educador comunitario “no deposita” información en sus estudiantes; promueve aprendizajes estratégicos -situacionales para el desarrollo social desde lo significativo (cultivos, artesanías, pesca, reciclaje, etc.).
Por ejemplo, “Caminos de Tiza”, propuesta educativa itinerante, no debe ser confundida (o reducida) a (solo) alfabetización inicial o a (mero) apoyo escolar.
Esta debe contemplar (y atiende) cuestiones como: sincretismo cultural, Atención Primaria de la Salud/Prevención de Enfermedades (como dengue, chycungunia, lepra, sarna, toxoplasmosis, lehismaniasis, etc.), Educación Sexual Integral y, hasta potabilización de agua.
Desde allí enseñar Ciencias Sociales, Naturales, Lengua y/o Matemáticas.
La Educación Informal en este caso, debe entender y atender las necesidades coyunturales y estructurales que en muchos casos, la escuela formal/tradicional reproduce.
Lejos de la meritocracia y la papirocracia (el fenómeno de certificación), la educación solidaria se aleja de la mera formación de mano de obra calificada para adentrarse en una Educación más humana y menos academicista.
Lejos del corcet de la bur(r)ocracia, un calendario escolar desfasado de los procesos sociales, y sin programas que escolaricen la inteligencia, la enseñanza y los aprendizajes de/en las propuesta educativo-comunitarias transitan procesos que enseñan a pensar y pensarse y no solo a obedecer.
En estas propuestas educativas alternativas y complementarias los niños (y adultos) no van a la ‘escuela’… son la ‘Escuela’.

Prof. Julio Manuel Pereyra (Uruguay/Argentina)
Educador Comunitario/Docente de Apoyo a la Inclusión.
Escuelitas Ambulantes "Caminos de Tiza"