Tiempos de coronavirus

Amigos y Anunciantes que nos apoyan

El concepto de cuarentena proviene de la medicina y es utilizado para determinar el aislamiento de una persona u otra cosa. Se la aísla para estudiar la enfermedad y principalmente para evitar su propagación.

Un colega me preguntaba qué podíamos hacer en estos tiempos y llegamos a la conclusión que permanecer encerrados es hacer algo ya. Aunque sutil, la diferencia es importante destacarla ya que implica consecuencias psíquicas distintas. El hecho de estar aislado se lo puede vivir en forma pasiva (me aíslan) o en forma activa (me aíslo). Si nos volcamos por el primero, posición pasiva, es muy probable que experimentemos síntomas como sensación de encierro, desmotivación, falta de energía, tristeza, aumento ganas de dormir aunque no  genere una recuperación de energía para realizar actividades, trastorno del apetito (que nos dé lo mismo qué comer como un aumento o disminución de los parámetros usuales de uno), dificultad para la concentración, baja autoestima, además de aburrimiento, ansiedad e irritabilidad.

Ahora bien, está en cada uno transformar esta experiencia y así lograr efectos distintos. Cuando las autoridades nos piden que tomemos conciencia de los que está sucediendo, lo que nos están diciendo es “tomen esta decisión de aislamiento como propia, conviértanse en sujetos activos”. Si logramos posicionarnos en forma diferente frente a esta realidad, se pueden lograr resultados diferentes. Lo que estamos diciendo aquí es básicamente apropiarse del aislamiento, tomar uno el control de la situación. No es lo mismo que aislarse porque uno tiene que estar encerrado a aislarse porque una decide cuidar/se.

Para apropiarse del aislamiento no debemos descuidar el cuidado personal, desde la higiene hasta la estética y la vestimenta. Un factor importante en nuestro cuidado psíquico es la imagen psíquica corporal que tenemos de nosotros mismos. Nuestro cuidado personal y nuestros sentimientos y pensamientos se encuentran íntimamente conectados, influyéndose recíprocamente.

Una rutina, aunque no sea muy estricta, tiene la función de ordenar. Ordenar tiempos de sueño, alimentación, juego, entretenimiento, ejercicio, trabajo. Desorganizarse, romper un poco la estructura, dormir hasta tarde viene bien para un fin de semana luego de una pesada rutina, pero estamos viviendo un tiempo de incertidumbre en donde estar ordenados se hace indispensable para no caer en la “impulsividad de no hacer nada”. Es importante tener tiempos destinados a cumplir objetivos específicos como tiempos destinados al ocio. Se trata de buscar una regulación. Insisto con esta idea, es importante tener un objetivo por el cual levantarse, sea el que sea. Es importante para mitigar ansiedades y depresiones, formas en que se nos revela la angustia, angustia que sentimos todos de una u otra forma. El sentimiento de soledad, de que solo a uno le ocurre esto es bastante frecuente y nos lleva a un aislamiento mayor del que deberíamos cumplir. Buscar el contacto, la empatía con el otro, se vuelve un elemento fundamental para sobrellevar esta situación. Contacto vía internet o vía telefónica, por supuesto. Sentir que hay otro que pueda amortiguar la angustia, que pueda contener, hace que esta situación se transite con menor dificultad.

Todos hemos sido testigos del esfuerzo del personal de salud, tanto médicos como enfermeros y camilleros. Ellos no necesariamente pueden ser los únicos agentes de salud, cada uno, en sus hogares, puede asistir otros, contenerlos, escucharlos, transmitir tranquilidad. Como necesitamos de otros, los otros también necesitan de nosotros. Siempre hay algo que uno puede dar, desde contención, seguridad hasta humor o un simple momento alegre. Tomar este rol activo para con los otros también resulta terapéutico. Aprender a estar con otros, a soportar las angustias, ansiedades, propias y ajenas. Aprender es terapéutico.

En estos tiempos que estamos viviendo, incluso antes de la cuarentena, se ha dado mucho lugar al entretenimiento. Hoy, en el encierro que estamos viviendo, explotamos este recurso, ya sea en Netflix, redes sociales, videos juegos, etc. Si bien uno puede interactuar un poco más o un poco menos con las pantallas, terminamos adoptando una posición pasiva frente a lo que sucede. El entretenimiento tiene esta función de calmar la ansiedad, momentáneamente, como un ansiolítico, pero lejos está de resolver el conflicto que la genera. La dinámica sería la siguiente: Situación conflictiva. Dificultad para resolver (ansiedad/depresión). Escape a través de algún entretenimiento (ansiolítico). Se acaba el efecto anestésico y se vuelve a comenzar el círculo.

Así nos convertimos en grandes consumidores de estas actividades, consumidores al punto de llegar a sentir la necesidad/dependencia, quitando la posibilidad de elección. Un sujeto sano es el que puede elegir libremente.

Por otro lado tenemos el recurso del juego. Freud define el juego como la actividad simbólica que le permite al niño renunciar a una satisfacción instintiva (pulsional), haciendo activo lo sufrido pasivamente, cumpliendo una función elaborativa al posibilitar la ligazón de las excitaciones recibidas. El juego es la actividad por la cual un sujeto puede elaborar, en forma activa, sus conflictos. Se trata de jugar con lo simbólico, con los recursos con que cuenta cada uno. Como, por ejemplo, cualquier actividad artística, dar un nuevo orden a la casa, armar o construir algo; básicamente, poner en juego la creatividad y realizar algo realizándose uno.

Como para finalizar este escrito, el ingrediente fundamental, para el cambio de posicionamiento, es el deseo. El ritmo cotidiano al que estamos expuestos nos direcciona hacia la vía del utilitarismo. Tenemos que ser útiles, tenemos que ser productivos, eso que haces no es nada productivo. Podemos empezar a preguntarnos ser útil para quién. Lacan le preguntaba a sus analizantes ¿has actuado en base a tu deseo? El utilitarismo es funcional al sistema pero qué es funcional a nosotros. El tiempo de ocio, el tiempo de juego, tienen una connotación negativa porque van en contra de la lógica capitalista, pero son fundamentales para nuestra salud. Un sujeto sano es un sujeto que puede jugar.

Lo cierto es que poco podemos decir de nuestro deseo. El deseo tiene que ver más bien con la dinámica del sujeto, con la exploración de las fantasías, de las ilusiones y hacer algo con ellas. El deseo es eso que uno pone en juego cada vez que se lanza a la aventura de vivir, vivir la singularidad, eso propio que hace que cada uno sea único y diferente.

En esta cuarentena tenemos la posibilidad de explorarnos, de tomar la iniciativa y transformarnos. ¿Y vos, actúas en base a tu deseo? .

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Emilio José Gonzalez

•Psicólogo clínico, El Ande, centro de inclusión educativo terapéutico.
•Psicoterapia dinámica.
•Acompañamiento Terapéutico.

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