La neuroeducación, ¿Cómo puede cambiar la forma de enseñar y aprender?

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“Estamos entrando en una nueva educación”.

En una época difícil, como la que estamos viviendo, es necesario seguir pensando en el renacer de la escuela, creer que una nueva educación es posible y necesaria. Eso es imperioso,  ir más allá de lo cognitivo y tener en cuenta las necesidades sociales, emocionales y físicas de los niños y adolescentes. Esto nos traslada a toparnos con la neuroeducación  y todo lo que ella nos puede proporcionar, opino que es inevitable acudir a la misma para que podamos tener una perspectiva integradora.

En esta nueva escuela es primordial encontrar aquellos  objetivos que nos ayuden a mejorar los procesos de enseñanza y aprendizaje a partir de los conocimientos científicos alrededor del funcionamiento del cerebro. Todo es muy reciente con respecto al aporte de la neuroeducación, es un nuevo campo, un lugar al que creo hay que indagar, para intentar hallar allí nuevos métodos de enseñanza.

Pensemos a la Neuroeducación como  en una nueva cultura, una nueva perspectiva de la enseñanza, donde podamos encontrar estrategias y tecnologías educativas centradas en el funcionamiento del cerebro, ya que hoy, saber cómo funciona el cerebro es fundamental para educar.  “Educar sin saber cómo funciona el cerebro es como querer diseñar un guante sin haber visto nunca una mano”. (Leslie Hart, Asociación de Neuroaprendizaje cognitivo).

Entonces, se puede definir a la neuroeducación como una disciplina puente entre la neurología y las ciencias de la educación, en la que la psicología educativa tiene un rol importante. Se trata de un proyecto de desarrollo científico en el que se quieren asociar los conocimientos que tenemos acerca de cómo funciona el cerebro con lo que se conoce acerca de los procesos educativos y cuyo propósito es aplicar todo lo que se sabe acerca de cómo el cerebro aprende y qué cosas estimulan el desarrollo cerebral al ámbito escolar.

Ahora bien, es oportuno tener en cuenta la opinión del Doctor Francisco Mora, profesor de Fisiología Humana de la Universidad Complutense de Madrid, España, tener presente sus conceptos acerca de la neuroeducación para que nos ayude a profundizar sobre el tema.

“Todo lo que somos, lo que sentimos, lo que creemos, lo que pensamos, lo que hacemos en el mundo es producto del funcionamiento del cerebro. Por eso somos seres fundamentalmente emocionales y luego somos críticos y razonamos”. “Nos estamos dando cuenta de que el cerebro trae códigos que se expresan en tiempos diferentes a lo largo de la vida”. “Y sabemos que algunos de esos tiempos de desarrollo se puede aprender mejor que en otros“.

Una de las revelaciones que hizo la ciencia en torno al funcionamiento del cerebro es el proceso de la lectura. El cerebro humano no está diseñado para leer, sino que evoluciona y aprende esa habilidad, porque la lectura es un invento cultural.

 “Al estudiar cómo lee el cerebro, en realidad lo que se está observando es cómo aprende algo nuevo. Y ahí es cuando empiezas a entrar en el área de la neuroplasticidad”, Maryanne Wolf, neurocientífica cognitiva y directora del Centro para la Investigación de la Lectura y el Lenguaje de la Universidad de Tufts, en Massachusetts, Estados Unidos.

“La lectura es algo que nunca hemos sabido cuándo enseñarla”. “Pero llegó la neuroeducación y la ciencia que nos dice, que la transformación en la lectura solo ocurre en el cerebro ente los 6 o 7 años”. “Por eso Finlandia empezó a enseñar a leer con alegría y eso solo se logra cuando se alcanza la madurez en esas áreas del cerebro que son las que transforman la lectura”, aclara Mora.

Otro de los aspectos clave de la neuroeducación es despertar la curiosidad en los alumnos. “La curiosidad es el elemento básico emocional para poder enseñar bien. Enseña con curiosidad, haz lo soso siempre interesante y verás cómo quien te escucha abre los ojos”, asegura el doctor Mora. “Ya no sirve decir: ‘¡Préstame atención!’. Eso es estéril, es inútil. Y eso es la transformación de la neuroeducación”.

Ahora la pregunta que nos planteamos es, ¿cómo se despierta la curiosidad? Para el Dr. Mora es muy simple, aunque “parece que ser curioso tiene incluso a veces alguna connotación negativa”, dice. “La curiosidad tiene un anclaje emocional. Somos bichos curiosos. Constantemente estamos buscando cosas nuevas, diferentes, que rompan el esquema. Esa curiosidad es lo que empuja a aprender. El origen es hacer curioso lo que se enseña. Y eso llama la atención”. Ya no sirve decir: ‘¡Préstame atención!’, eso es estéril, es inútil”.

Uno de los grandes descubrimientos que se ha hecho a través de la neuroeducación es que el aprendizaje y la emoción no son dos mundos separados entre sí. No aprendemos almacenando datos fríamente como lo haría un robot, sino que en nuestro sistema nervioso los recuerdos y la emoción van de la mano. De este modo, el aprendizaje significativo se vuelve un aspecto fundamental en la educación, ya que en él se vinculan datos importantes con sensaciones y sentimientos vinculados al placer que hacen que los internalicemos antes.

De este modo, la neuroeducación pone énfasis en la necesidad de utilizar un enfoque emocional tanto en las aulas como en cualquier contexto de educación en contextos informales en los que aprendemos: entorno familiar, talleres, grupos de trabajo, equipos de deporte, etc. A fin de cuentas, el motor del aprendizaje es la curiosidad, algo profundamente emocional y ligado a las inquietudes subjetivas.

Otro de los aspectos de la neuroeducación es el ambiente en el que se lleva a cabo el aprendizaje. El Dr. Francisco Mora destaca la importancia de la  neuroarquitectura en la educación. Este nuevo movimiento es la conjunción de pensamientos entre arquitectos y neurocientíficos valorando el funcionamiento del cerebro para la construcción de nuevos edificios. “La orientación de la luz, el sonido, el calor y el frío, con qué frecuencia hay que cambiar los póster… Se han hecho estudios que muestran que cuando todo eso se tiene en cuenta cambia el rendimiento mental de los estudiantes, como ocurrió en Finlandia, Noruega y Suecia”.

Lo importante es hacer interesante lo que se enseña. “Puede ser que no se requiera la palabra, sino una simple foto, un dibujo, algo exótico… Entonces rompes los esquemas, te prestan atención y cuando eso ocurre es cuando tienes que soltar los cuatro o cinco conceptos básicos. Yo no enseño más que eso en cada clase”.

El doctor Francisco Mora también cuestiona la duración actual de los períodos de clase. Él manifiesta…“Estoy en contra de que una clase en la universidad dure 50 minutos. Una clase debe durar en torno a los 40 minutos si la haces interesante, sino menos”.

El fracaso escolar es uno de los temas que más preocupa en el sistema educativo. Es motivo para acercarnos y aplicar los conocimientos sobre el cerebro a la educación. Contar en los centros escolares con iniciativas neuroeducativas que permitan integrar procedimientos para que todos los alumnos puedan desarrollar adecuadamente su potencial de aprendizaje.

Como conclusión, es preciso resaltar que este nuevo modelo educativo que constituye la neuroeducación reside en trasladar la ciencia al aula para que los profesores sepamos realmente qué intervenciones serian necesarias y positivas en el aprendizaje del alumnado y las causas por las que lo hacen, a fin de que se puedan poner en práctica en distintos contextos educativos.

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Daniel A. Traverso

Docente y Columnista

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Fuentes:

Analía Llorente – BBC Mundo –

Blakemore, S.;  Frith, U. (2011). Cómo aprende el cerebro, las claves para la educación. Barcelona: Ariel.

García Cerdán, A. (2017). Cognifit Salud, Cerebro & Neurociencia. Recuperado de:https://blog.cognifit.com/es/neuroeducacion-que-es-y-para-que-sirve/

Guillén, Jesús, C. (2017). Neuroeducación en el aula: De la teoría a la práctica. CreateSpace.

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