La importancia del Por-Venir de un Niño.
Un niño feliz, es una imagen placentera, seguramente porque podemos reconocernos en él, sabiendo de su fragilidad y de la dependencia total de un adulto.
En este mes, no podría faltar el agradecimiento a las maestras/os quienes son en gran parte, quienes contribuyen en ese porvenir del niño, sea a través de sus creaciones, producciones, etc. Ellos, singularmente y en sus tiempos aprehenderán -asir, captar-, ni más ni menos que todo lo que le da el mundo.
Ese cuerpo con cierto desorden pulsional, poco a poco comienza a desarrollar sus destrezas, atraviesa procesos psíquicos y lograr operaciones que le permitan desde independizarse, separarse, encontrando otros lugares hasta desarrollar todos sus potenciales.
Maestras/os hoy, tal vez, más complicados que en otros tiempos, complejidad su tarea por los nuevos aportes psicológicos, pedagógicos, didácticos, en otros paradigmas donde el aprendizaje es una construcción dialéctica permanente.
En este tránsito único, singular, el niño va construyendo su subjetividad. Luego vendrá un tiempo de latencia donde se resignificará esta experiencia primera y/o particular en su adolescencia y adultez futura; y de allí la importancia de estos atravesamientos.
En el último siglo, se han producido muchas transformaciones en la familia; entre ellas, encontramos que los niños ingresan a las instituciones desde edades tempranas y permanecen mucho tiempo en ellas. Serán las maestras/os, quienes tienen la ardua tarea de contribuir con cada niño, en cada proceso. Abordaje singular no fácil de lograr, y, que exige conocimiento especifico, y mucha ocupación.
Las salitas, el patio, sus producciones, etc. son los lugares donde maestras/os, y, equipos educativos, y otros actores pueden leer sus ritmos, sus actos, o, percibir algún síntoma que no han sido advertidos o hayan sido naturalizados. Y así, estos “otros” serán capaces de formular distintas estrategias, a veces, con sus familiares, y con otros actores sociales, posibilitando su superación.
He aquí la necesidad de reconocimiento, de retribuirles siempre tan importante tarea. Debido, que, advertir tempranamente desórdenes alimenticios, problemas pulsionales-agresividad grave-, falta de comprensión o atención, inhibiciones, falta de procesos de duelo por abandonos o maltrato, enuresis, retracciones profundas, miedos reiterados, manifestaciones psicosomáticas, etc., permitirá que el niño no los padezca, y no sigan agravándose, y opacándose su vida y la posibilidad de un futuro luminoso.
Los niños padecen, sufren, se angustian, sienten dolor y hacen síntomas, lo que no significa tratar de suprimirlos ni ignorarlos, sino, por el contrario, darles un lugar de palabra no dicha pero sí por decir. Por todo lo hecho y por hacer!!!!!! Gracias a todos las Maestras y Maestros!!!!!!

Silvia Susana Lomónaco
Psicóloga, Profesora de Psicología.
Docente en la UNR Facultad de Psicología.
Fue investigadora en la UNR Facultad de psicología.
Profesora en Ciencias Económicas.
Seminarios sobre niños, adolescentes, en instituciones públicas de salud.