El FUTURO, en EDUCACIÓN, como casi todo en la vida, EMPIEZA HOY

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El FUTURO, en EDUCACIÓN, como casi todo en la vida, EMPIEZA HOY

El maestro es alguien que nos inspira para la vida, frase que nos dejó César Bona,  sin dudas esa inspiración la encontramos en esta rica charla que mantuvimos con el profe José Romero desde Madrid, una charla donde aflora la pasión por esta querida profesión, ser maestro. Desde www.politicayeducacion.com  los invitamos a soñar, a disfrutar de la mano del profe José. En esta oportunidad les brindamos la primera parte de la entrevista…

¿Cómo fueron tus inicios en la docencia?

Antes de nada, quiero agradecerte el enorme honor y el gran placer que supone para mí colaborar en tu espacio y que me brindes esta oportunidad de poder contagiar o transmitir un poquito de mi vocación desde aquí. Muchas gracias de corazón.

Respecto a tu pregunta, sinceramente y en este momento, creo que siempre hubo un maestro en mí, siempre hubo en mi interior esa necesidad de acompañar, alentar y hacer brillar a los que te rodean. Desde niño, me encantaba mirar a mis compañeros de aula y descubrir aquellas capacidades que tenían y que muchas veces parecían estar ocultas para ellos mismos.

Estaba quien sabía dibujar con una enorme destreza, pero ocultaba esa habilidad tras sus no tan buenas notas en matemáticas, aquel que era capaz de mediar en un conflicto utilizando su oratoria o distintas herramientas emocionales, pero que aquellas, se volvían invisibles frente al objetivo principal que se le exigía: magníficas calificaciones en las diferentes materias…

¡Era increíble la cantidad de habilidades que pasaban desapercibidas y que acabarían sin ser descubiertas! Estaba convencido que todos teníamos un talento que llevábamos oculto esperando la oportunidad o la persona que lo impulsara y lo hiciera brillar. Pronto me di cuenta del verdadero valor de quien debía conseguir esto.

Esa persona tenía nombre: MAESTRO. Por eso decidí que debía dedicar mi vida a reconocer, mostrar e impulsar las enormes posibilidades de mis alumnos y no solo enseñar a volar al que es consciente de que posee alas y tan solo necesita una racha de aire que le empuje, sino y más importante aún, mostrar esas alas que todos tenemos a aquellos que no son capaces de verlas aún.

Ahí está el PODER del TODAVÍA…En muchos momentos esas alas seremos nosotros, sus maestros y de nosotros depende que vuelen y lo hagan muy alto o no. Demasiada responsabilidad como para no sentirte un privilegiado y saber de la importancia de nuestra labor cada día.

Como maestros que somos y así debemos tenerlo presente siempre, somos un referente para nuestros alumnos y por tanto y es muy importante darle la importancia que este hecho tiene, crearemos una huella indeleble en ellos para lo largo de su vida…La profundidad de la huella y la fuerza que ésta tenga, dependerá en gran medida de la capacidad y las estrategias que tengamos en nuestra interacción con ellos.

Entrar en un aula por primera vez fue un subidón de adrenalina increíble. Allí estaba yo delante de 28 niños que me miraban sin pestañear y yo a ellos, intentando recordar todo lo que había aprendido en mis años de carrera y no conseguía recordar, buscaba mentalmente, en mis mapas conceptuales y mis redes cognitivas aquella enseñanza que me iba a salvar de la que se me venía encima el pero era incapaz de recordar el tema que hablaba de cómo conseguir captar la atención de un grupo de niños cuando los tienes frente a ti mirándote fijamente con cara de espero mucho más de ti…

Entonces se me ocurrió utilizar algo que no aparece en los libros pero que resulta siempre el mejor de los remedios, utilizar la coherencia y el sentido común y decidí captar su atención y raptar su interés de la manera en que  me gustaba que lo hicieran conmigo cuando tenía su edad, incluso en mi época universitaria, es decir pocos meses antes…. Utilizando la pedagogía del asombro, de la sorpresa, generando expectativas que incitaran mi curiosidad y mi motivación por querer aprender lo que me estaban proponiendo. Y decidí hacer… ¡magia!

El resultado fue maravilloso, todos me miraban con sus caritas de asombro y estaban realmente entusiasmados. Desde ese día, decidí introducir la magia como elemento motivador y eje central desde el que partían los demás aprendizajes y no hablo únicamente de una magia como espectáculo, sino la magia del corazón, aquella donde tus alumnos son y serán siempre la magia de mis trucos y los trucos de mi magia…

La vocación de enseñar… ¿Qué significado tiene para vos la palabra enseñar? 

¿El maestro es una mezcla entre nacer y hacerse? 

Tradicionalmente, la enseñanza se ha considerado como una profesión genuinamente vocacional, ENSEÑANZA y VOCACIÓN han ido e irán eternamente de la mano porque son dos palabras indisolubles en el fondo y la forma, dos vocablos irremediablemente destinados a encontrarse y unirse en otra que adquiere un significado aún más grande y de un valor incalculable: la de MAESTRO

 Ser MAESTRO es sentir dónde otros solo ven, es creer dónde otros dudan, es ponerse las gafas de la sensibilidad cada día al entrar en clase, es confiar en que lo INVISIBLE SOLO EXISTE PORQUE NO SE VE, es saber que QUIEN tiene MAGIA no necesita TRUCOS, es reconocer que tu PASIÓN es determinante en el aprendizaje de tus alumnos …

Se puede distinguir entre lo que uno” es”, lo que “debe ser” y lo que “tiene que ser”, pues la VOCACIÓN, se debería referir a esto último. No puede ser un propósito ni un proyecto, es algo que se nos impone desde el interior de nosotros mismos con una fuerza casi irresistible, tanta, que ir en su contra, en algunos momentos, puede causar frustración.

A veces me pregunto si la palabra VOCACIÓN y DESTINO son una, pero enseguida me doy cuenta que solo es posible si nos referimos no al destino impuesto por las leyes de la naturaleza, sino al destino ese que surge de lo más íntimo de cada uno, ese que nos dice lo que tenemos que llegar a ser…

Por tanto y desde mi punto de vista, el MAESTRO es una “mezcla” entre nacer y hacerse, ya que un buen docente ya nace con la VOCACIÓN de ENSEÑAR o la va adquiriendo mientras viaja por la vida, marcado por el gran ejemplo de un maestro de la infancia, entre interminables horas de juego infantiles a ser maestros y entre sueños de convertirse en grandes educadores… Pero con el paso del tiempo, sus experiencias, su ilusión, sus ganas y su actitud van dando forma al verdadero maestro que lleva dentro.

 Es indispensable que toda VOCACIÓN vaya unida a una formación continua y a un deseo de seguir creciendo porque la VOCACIÓN se construye y sobretodo se fortalece desde la experiencia misma de la práctica docente… Por lo tanto, un MAESTRO nace, pero durante ese viaje lleno de magia que llamamos enseñar se va haciendo a si mismo ayudado de los verdaderos protagonistas de esta historia: los niños.

¿Cómo convertimos al niño en aquello que aún desconoce que puede llegar a ser?

Cuando hemos llegado a este punto, comienza ese proceso, que forma parte de la educación integral del niño y que forma parte de esa otra educación, la de dotar al pequeño, no sólo de conocimientos sino de habilidades emocionales, esa educación que te convierte en referente para el niño, que te dota de la capacidad de marcar una vida y pasar a formar parte de ella…esa educación que va más allá de la cantidad de conocimientos que has ofertado, una educación que no sólo toca el cerebro sino que toca algo más , toca el alma y el corazón..

Por desgracia este tipo de educación no se enseña, no se puede adquirir ni adiestrar, no se consigue en universidades ni en cursos… Como dice RAÚL BERMEJO EN SU LIBRO “SER MAESTRO”, la clave no está en que los niños estudien, sino en que aprendan, y para conseguirlo hace falta un auténtico arte que algunos maestros tienen de manera innata y que otros por desgracia, no tienen…

Cómo maestro, mi primera misión con mis niños es la de descubrir sus talentos, talentos que la mayoría de las veces no sólo son un enigma para mí, sino que lo son para ellos también, ya que desconocían poseerlo hasta que se enfrentan al descubrimiento de sus posibilidades reales. Algo así a cuando un superhéroe se da cuenta de que tiene superpoderes, al principio le cuesta asimilarlos, pero cuando es consciente de su capacidad no hay quien le pare. Pues de eso se trata, de enseñarles a visualizar sus superpoderes educativos, sus posibilidades, su potencial y su autocontrol para poder utilizarlo de la mejor manera posible y sacarle todo el rendimiento.

Para ello el primero que debe cambiar el chip es el maestro, su función no es la de ver y seleccionar aquellos niños con potencial y separarlos del resto cómo sucedía antes. Ahora, nuestra misión es creer en cada pequeño, incluso antes de que nos muestre sus habilidades, ahondar en ellos y ayudarles a encontrar su superpoder, porque y aquí está el cambio, TODOS SOMOS BUENOS EN ALGO, sólo debemos averiguar en qué y hacerles partícipes de sus propias habilidades, porque sólo así conseguiremos desarrollar la potencialidad y las posibilidades de cada uno.

Y por supuesto, en esa labor, va inmersa el acompañamiento emocional hacia el descubrimiento de cómo poner a disposición del grupo (primera noción de sociedad para un niño) esto en lo que soy bueno y en qué manera es útil, sobra decir que para que esto pase de utopía a realidad, deberemos valorar de igual manera todas y cada una de las potencialidades que son intrínsecas al niño, no sólo las conceptuales…

En mi aula, dónde tomé prestado el ejemplo de César Bona (citado anteriormente y de gran importancia para mí en mi crecimiento cómo maestro), se creó una lista de ALTRUISTAS para que cada uno ofreciera al grupo aquello en que se siente fuerte, le gusta o se sabe bueno, poniendo a disposición del resto sus habilidades, de la misma forma existe una lista BLANCA, dónde aquellos que necesitan ayuda en algún aspecto se numeran y reciben ayuda de los altruistas apuntados.

El logro sin duda es que hay altruistas de cualquier tipo, altruistas en lengua, en matemáticas, en alegría, en chistes, en pintura, en orden…desechando la idea de que sólo nos valen los que escriben, leen o realizan problemas matemáticos con gran destreza.

De esta manera todos pueden ofrecer siempre algo, porque eso es la vida, todos tenemos siempre algo que ofrecer y poner a disposición de los demás. Estamos generando autoestima, seguridad y afianzando la personalidad de niños que de otra forma pensarían que al leer o escribir mal, no pueden ofrecer nada…

Aquí debo hacer un inciso, cómo ya os he dicho Cesar Bona ha sido y es un referente para mí y de él he tomado grandes ideas, muchas las he llevado y las llevo a la práctica con mis niños, y entre ellas está esta, la LISTA DE LOS ALTRUISTAS. Pero para que esta lista tenga valor, anteriormente existe un trabajo de educación emocional básico, dónde mis niños han aprendido a utilizar a diario palabras como empatía, altruismo, resilencia, perseverancia… con una naturalidad propia de quien sabe su significado y la importancia que tienen para su maestro a la hora de enseñarlos y convertirlos en personas…

Ellos saben que valoro mucho más estas cualidades que un número, de hecho, ellos suelen decirme que saben que para mí nos son una nota numérica y que no los juzgo ni los valoro por un resultado aleatorio únicamente sino por un proceso…(Intento no darles notas numéricas, se las doy a las familias, pero con ellos prefiero hablar de que conceptos quedan por conseguir, en qué aspectos mejorar o dónde hay que trabajar más o de otra forma, evitando así una competitividad entre ellos y a veces entre las familias que quieren resultados inmediatos sin entender que son parte de un proceso complejo que va más allá de un examen.

Por cierto, en nuestra clase, la palabra EXAMEN no existe, desde el principio se llaman RETOS, divertidas pruebas dónde deben superar lo que les propongo y que a mí me valen para poder evaluar conceptos cómo la atención, la motivación, el esfuerzo…), y que son parte fundamental del éxito final, porque no se puede evaluar ni juzgar a todos los pequeños por igual.

Una vez leí algo que me hizo plantearme el tipo de enseñanza que estamos ofreciendo, decía algo así: “si juzgamos a un pez por su capacidad para trepar árboles, crecerá pensando que es un inútil ¿verdad?”. Pues en el aula pasa eso con los niños, cada uno es diferente, y sus cualidades también.

Por eso no podemos evaluar a todos de la misma manera, porque todos no tienen la misma manera de aprender, ni el mismo ritmo, ni los mismos intereses…Pero si estoy seguro que todos tienen algo que les hace especiales, una habilidad, un potencial y una virtud que podrán ofrecer al mundo cuando salgan a él, nuestra misión, ayudarles a encontrarla, creérsela y potenciarla…

El título de este capítulo, DESCUBRIR EL TALENTO, habla precisamente de esto, de la importancia del maestro en la búsqueda del talento en cada uno de sus alumnos, una búsqueda alimentada por la necesidad de transmitir al pequeño una confianza total en él y en sus posibilidades, por encima, en la mayoría de las ocasiones, de aquello que es visible a los ojos, porque, en educación cómo en todas las facetas vitales del ser humano, lo esencial sólo es visible a través de los ojos del corazón….

Transmitir al niño una confianza sin límites en sus posibilidades, dotarle de algo tan básico como una autoestima y una imagen ajustada y positiva de sí mismo puede convertir a cualquier niño en alguien capaz de sacar lo mejor de sí mismo en cualquier situación, escolar o no, porque, preparamos a los pequeños para la vida y no para pruebas académicas…

En este punto, hay actuaciones del maestro, que no se describen o están fuera de manuales, libros y carreras de pedagogía…Son aquellas que nadie te enseña cuando cursas la carrera, que son imposibles de conseguir en cursos o extrapolar en libros o manuales…y a la vez son tan simples e invisibles para algunos que se les priva de la importancia y la repercusión que tienen.

Una, la MIRADA. La forma de mirar e interactuar con nuestros niños nos vale para transmitir al educando “su propio valor, su potencial”, reconocimiento que les hace creer firmemente en su talento y que les ayuda y les dota de una capacidad intrínseca para comerse literalmente el mundo y enfrentarse a casi todo.

LA BÚSQUEDA DEL TALENTO. El talento, es algo propio de cada uno, que viene con nosotros, es parte de cada persona y que en la mayoría de los casos es tan NATURAL, que nunca le dimos importancia y lo vimos de forma ordinaria. El niño que dibuja bien desde edades tempranas, por ejemplo, ha crecido sabiendo que lo hace bien, que le gusta y que lo lleva a cabo de una manera óptima, pero no se le ha valorado nunca porque, hablando coloquialmente, venía de serie, incluso él mismo se sabe poseedor de este talento y no le da ninguna importancia…

Pero y ¿aquellos talentos que se salen de las áreas más visibles, más evidentes?, es decir, ¿no hay talentos dentro de un aula, más allá del niño que lee bien, escribe correctamente, se le dan bien los idiomas o el cálculo…? Pues claro que los hay, y son muchos y se suman a aquellos que sí valoramos por la sociedad y que están por descubrir por nosotros, los maestros, para el mundo, la sociedad y los propios niños…

Todos los seres, tenemos TALENTO EN POTENCIA, capacidad para algo que una vez descubierto e impulsado dará sus frutos. Es necesario para ello buscar el talento en aquello que no es natural e inherente a la persona, aquello que es visible y palpable. Es fácil encontrar a quien se le da bien escribir, a quien lo hace de una forma extraordinaria, lo complicado y ahí el maestro adquiere el protagonismo, es encontrar aquellos talentos que todos tenemos y que se hacen difícil de encontrar porque a veces no somos conscientes de nuestra propia capacidad.

No es complicado rastrear la red y encontrar triunfadores en la vida, los negocios…que en su día fueron catalogados de fracaso escolar porque escribieron más tarde que el resto, no se le daban bien los números o simplemente carecían de las estrategias necesarias para avanzar en su rol académico… ¡¡NO PERMITAMOS QUE SIGA SUCEDIENDO ESTO!!

Y otra la ESCUCHA. A mí siempre me dijeron que, si las personas tenemos 2 orejas y una sola boca, es porque debemos escuchar el doble de lo que hablamos. En nuestra labor, escuchar es básico, porque los niños pueden aportar mucho más de lo que pensamos, debemos darles la opción de expresarse de forma libre y enseñarles a ser críticos, a tener opinión propia y para ello tenemos que escucharlos.

Es muy importante hacerles sentir partícipes en el proceso de enseñanza-aprendizaje y darles voz y voto desde que entran en el aula, mostrarles que a pesar de ser niños su opinión, siempre dentro de lo posible, será escuchada y tenida en cuenta. Esto les dotará de un espíritu crítico y les abrirá la imaginación y la creatividad, motores junto con la motivación para el crecimiento de un niño.

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Daniel A. Traverso

Docente y Columnista

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Daniel A. Traverso. Director de Política y Educación