La importancia del trabajo cooperativo como modelo en la vida escolar
Para entrar en el tema del trabajo cooperativo, es importante remontarnos al pasado y recordar cómo fueron sus inicios, las primeras experiencias de cooperativas escolares surgieron en Francia, al finalizar la primera guerra mundial (1914-1917).
Todo inició cuando el profesor Barthelemy Profit, inspector de escuelas de dicho país, consternado por el estado lamentable en que habían quedado los centros educativos por las secuelas que dejó la primera guerra mundial, propuso a los estudiantes agruparse en pequeñas asociaciones de tipo cooperativo, administradas por ellos mismos, para adquirir mobiliario, útiles y materiales educativos. Los estudiantes voluntariamente decidían pertenecer a dichas agrupaciones y contaban con un docente quien actuaba como guía o asesor, el cual velaba para que en la organización se practicara la democracia participativa.
Los maestros franceses acompañaron la idea y la pusieron en práctica. Posteriormente el modelo se expandió al resto de centros educativos en Francia. Luego se expandió dicha experiencia, el cooperativismo escolar, a otros lugares del mundo, como Suiza, Polonia, Canadá, Estados Unidos, hasta llegar a América Latina, especialmente en nuestro país, Puerto Rico, Ecuador, México, Colombia y Costa Rica.
En nuestro país fue iniciado por inmigrantes europeos y si nos remontamos a la legislación, ya la Ley Nacional de Educación 1420, del año 1884, ya mencionaba la cooperación en las escuelas, en su artículo 42 dice: “Promover por los medios que crea convenientes la fundación de sociedades cooperativas de la educación…”
Desde 1964 existe la ley 16583 de cooperativismo y educación, aún vigente y reglamentada por el decreto 1171/03, la cual genera el contexto general que habilita la educación cooperativa en el sistema educativo.
En el año 2006, el Congreso Nacional aprobó la ley N° 26.206, de Educación Nacional, en el artículo 90 estableció — El Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología promoverá, a través del Consejo Federal de Educación, la incorporación de los principios y valores del cooperativismo y del mutualismo en los procesos de enseñanza-aprendizaje y la capacitación docente correspondiente, en concordancia con los principios y valores establecidos en la Ley Nº 16.583 y sus reglamentaciones. Asimismo, se promoverá el cooperativismo y el mutualismo escolar.
Entonces de ahora en más solo es necesario cumplir con la ley y aprovechar la potencialidad de la enseñanza del cooperativismo en las escuelas como un rumbo para ayudar a transformar la realidad social, en un momento el que no sólo se acentúa el individualismo, sino que se ven como naturales dentro de nuestra práctica educativa y su reflejo en la sociedad.
La educación cooperativa en nuestro país, ha funcionado como un componente transformador ayudando al desarrollo integral del hombre y de la sociedad. Hay que tener en cuenta que cooperativismo, educación y desarrollo son inseparables. El desarrollo comienza con la concepción de un fin y la proposición de un programa vital se apoya en una acción educativa transformadora -como herramienta de trabajo en la prospectiva del desarrollo- y concluye en el perfeccionamiento de las estructuras personales y sociales en vista de fines y valores trascendentes.
Las cooperativas desde el punto de vista sociológico son constructores sociales, organizaciones inventadas y creadas por actores sociales como soluciones específicas para resolver los problemas que se generan con el desarrollo del capitalismo salvaje. Se basan en los valores de ayuda mutua, responsabilidad, democracia, igualdad, equidad y solidaridad. Los valores éticos como la honestidad, la transparencia, la responsabilidad social y la preocupación por los demás, son desde sus inicios, la base de su crecimiento sostenido. Valores que son necesarios recuperar en estas épocas que vivimos.
Vivimos en una realidad cada vez más plural, tanto sociocultural como étnica. El aprendizaje y el trabajo cooperativo es una herramienta útil para enfrentar los retos educativos y sociales actuales, para interactuar a partir de las diferencias hacia situaciones cada vez mejores, dando respuesta así, junto a otras actuaciones, a dicha pluralidad.
La sociedad necesita que sus futuros ciudadanos aprendan cooperativamente frente el individualismo que está impregnando las relaciones sociales y escolares.
El trabajo en equipo quizás sea una tarea pendiente, es un vacío que, en general, tienen las escuelas. Trabajar colectivamente no es garantía de eficacia, pero sistematizando acciones es posible alcanzar objetivos que de otra manera no se podrían conseguir.
La práctica de la cooperación implica conjunción de esfuerzos, de acuerdos e interdependencia entre las personas. ¿Cómo incluir esta idea en el aula? ¿Cómo compartir lo esencial con las personas que intervienen sobre el alumnado? Ése debiera ser el propósito para contrarrestar las situaciones negativas antes apuntadas.
Pensar desde la escuela en trabajar juntos para alcanzar objetivos comunes, trabajar en equipo, potenciar la figura individual dentro de un equipo que trabaja para alcanzar esos objetivos comunes.
Fuente:
http://www.concejoeducativo.org/
Revista FAECO sapiens –Universidad de Panamá, Panamá – El cooperativismo como un modelo de desarrollos socioeconómicos más humanos.